¿En su empresa, tiene libertad para expresar sus opiniones y sentimientos genuinos?

¿Qué facilita que las personas puedan expresar en la organización su forma de pensar?

Amy Edmonson[1] dice que la seguridad psicológica se entiende como la posibilidad que tenemos de expresar nuestra forma de pensar o sentir en un contexto determinado, sin temor a ser castigado, denigrado o humillado.

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Los ambientes de trabajo que facilitan o impiden que uno se exprese

Los ambientes tienen dos niveles, uno superficial y otro profundo. El más superficial es el más evidente, es el nivel en el que todos interactuamos y parece que “todos podemos expresar nuestros sentimientos y pensamientos”, sin embargo, si usted siente que se le afloja el estómago por temor a estar en desacuerdo con alguno de sus líderes o de la mayoría, usted está percibiendo el nivel más profundo, el de lo invisible, el de las motivaciones y aspiraciones, que en este caso están en contravía de lo que algún líder o un grupo de personas piensan y sienten.

Los ambientes sanos

Si usted experimenta por el contrario que puede disentir, preguntar, reflexionar o proponer aún en contravía de lo que piensan los líderes de la organización sin temor a ser castigado, usted se encuentra en un ambiente psicológicamente seguro. Estos ambientes son propicios para el aporte a la innovación de formas de trabajar o de nuevos productos y el desarrollo personal.

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Ser amable no asegura la franqueza

No es bueno confundir los extremos: la amabilidad o la grosería no son franqueza. Quedarse en las buenas formas sin decir lo que se piensa o siente, sobre todo cuando se es consciente de que el punto de vista propio por lo disruptivo es importante para lograr un objetivo de trabajo o a evolucionar una relación. Lo cortés no quita lo valiente, todo lo contrario la forma genera contenido.

Estamos muy ocupados, no hay tiempo

¡Para conversar se necesita tiempo!  Sí, en la organización estamos apurados, hay que lograr los objetivos, hay que ser productivos. Esto es innegable y está bien. Sin embargo, la única forma de construir propósitos comunes es construyendo versiones conjuntas sobre los propósitos y la forma de lograrlos. Necesitamos convocar voluntades, armonizar cosmovisiones, coordinar esfuerzos y para lograrlo debemos considerar puntos de vista diversos, contrastantes y aún adversos. Sólo en ambientes nutritivos, de respeto y confianza se construye con honestidad y se aprovecha la diversidad.

¿Cuáles son las emociones predominantes que experimentas hoy en tu trabajo?

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[1] Ver el libro Las organizaciones sin miedo de Amy Edmonson.. Edit. 

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