e cuenta que en el siglo pasado un turista fue a la ciudad de El Cairo, Egipto, con la finalidad de visitar a un famoso sabio. El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple. Las únicas piezas de moviliario eran una cama, una mesa y un banco.
– ¿Dónde están sus muebles? – preguntó el turista. Y el sabio, rápidamente también preguntó: – ¿Y dónde están los suyos…? – ¿Los míos? – se sorprendió el turista. ¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso! – Yo también… – concluyó el sabio.
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