Es frecuente encontrar en las empresas situaciones que tienen que ver con la relación entre pares y en general en las relaciones humanas, que son las principales barreras para construir y crecer.
Tensiones por la jerarquía:
Cuando no existe claridad en los roles, las responsabilidades y la forma como se organiza el sistema humano, aparecen luchas que se traducen en: ¿Quién manda aquí?. La ausencia o exceso de jerarquía se traduce en fricciones que tienden a generar síntomas en las personas, las relaciones y el funcionamiento de las relaciones. Vale la pena preguntarse: ¿son necesarias las jerarquías hoy?
Pretensiones de verdad:
Convertir en practica comunicativa en todo momento la idea que, funcionamos con interpretaciones de lo que vivimos, es decir descripciones o puntos de vista; es fácil de enunciar, en la práctica, requiere disposición emocional adecuada para la escucha y la articulación de perspectivas. La pregunta vigente es : ¿Usted tiende siempre a tener la razón o a que se la den?
Competir ciegamente:
Se refiere a actitudes, motivadas entre otros, por la lógica de la exitología y los mercados, según la cual, ser buen profesional o persona tiene que ver con tener únicamente y para lograrlo en necesario entrar en luchas de egos que alimentan la competencia. Aquí la pregunta es: ¿Hasta que punto competir es un juego automático que mina las relaciones?
Imágenes maquilladas:
La influencia de las redes sociales y la tecnología si bien ha contribuido a divulgar información, también esta generando ideales de personas, grupos, familias y empresas que cada vez generan mas frustración. Como respuesta, se esta dando una tendencia a “maquillar identidades” queriendo acercarse a esa idealidad, así, la falta de principio de realidad, es decir, la falta de información real y concreta que crudamente desnudaría a las personas, los equipos y las empresas tiende a esquivarse. Así, importa mucho el “quedar bien” mas que el reconocer cómo y dónde estamos. Esta confusión opera en muchos niveles y fluye en las relaciones entre personas, equipos y empresas a tal punto que ya no diferenciamos entre los datos y hechos y las imágenes que creamos de ellas. La pregunta aquí sería: ¿Qué tan coherentes somos entre lo que somos y lo que mostramos que somos?
Vale la pena hacerse estas preguntas y explorar en las relaciones entre compañeros de trabajo, amigos, parejas, familias y empresas cómo participamos en estas prácticas para proponer formas de interactuar mas simples, claras, directas, cuidadosas y humanas.
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