En los últimos años el concepto de equilibrio entre vida laboral y vida personal, ha tomado una gran importancia, no solo por lo que implica para el bienestar de la persona y la productividad de las organizaciones, sino también porque la pandemia del covid-19 y el confinamiento que se generó, mostró que los índices de productividad se pueden mantener e incluso incrementar, gracias a sistemas flexibles que favorezcan el trabajo remoto y la adopción de prácticas que favorezcan la salud mental de las personas.
Si bien es cierto el trabajo, ya sea en modalidad presencial, hibrido o remoto, genera exigencias que deben ser cumplidas para obtener resultados, el interés por tener mayor equilibrio se hace cada vez más evidente y necesario para asegurar objetivos, favorecer el crecimiento personal y tener una percepción más positiva sobre la salud y el bienestar. Por lo que cada persona establece que es equilibrio de acuerdo a sus prioridades laborales, con la familia, el ocio y la salud, aun así existen algunos lineamientos que son comunes para las personas y las organizaciones cuando se les pregunta acerca de que consideran que se debería hacer para lograr el equilibrio.

Las organizaciones pueden apoyar el equilibrio entre la vida personal y laboral de varias maneras:

1. Generar espacios de conversación con los colaboradores, para identificar necesidades específicas  respecto a sus responsabilidades y los objetivos trazados, de tal manera que se pueda identificar aspectos a trabajar para favorecer el equilibrio.
2. Identificar cuáles son los beneficios que la empresa ofrece, cómo los percibe sus colaboradores, que consideraciones tienen para así establecer cuáles pueden ser ajustados.
3. Fomentar los espacios de descanso, ya sea en los espacios diarios como las pausas activas, hasta la promoción de tomar consciencia, sobre la importancia del descanso en los días libres, como mecanismo protector de salud mental.
4. Construir espacios de trabajo flexibles, que se adapten a las necesidades del colaborador y el logro de objetivos, reconociendo el cumplimiento  como eje de confianza en la relación y que por consiguiente la persona se sienta reconocida.
5. Fomentar el bienestar y la salud, mediante iniciativas organizacionales que estén orientadas a la participación de las personas en espacios que les ayude a salir de la rutina y desarrollar habilidades, que fomenten el interés por la salud física, mental y emocional, como un aspecto importante para el buen desempeño.
6. Establecer mediciones orientadas al resultado más que al tiempo, para fomentar productividad a partir de una gestión efectiva de horarios, de tareas y objetivos.

Las personas por su parte pueden mejorar el equilibrio entre su vida personal y laboral, al desarrollar algunas prácticas diarias orientadas a este logro:

1. Definir límites a partir de las prioridades establecidas. Es importante comunicar a su líder y equipo de trabajo aspectos relativos a su horario y responsabilidades para disminuir la sobrecarga y mantener el enfoque en lo prioritario.
2. Ser flexible. La organización del tiempo y las rutinas son importantes para lograr efectividad en la gestión, aun así hay ocasiones en las cuales los imprevistos aparecen y dependiendo de cómo son gestionados, se logra mayor aprendizaje e incluso mejoras en el trabajo.
3. Definir horarios y franjas de trabajo para hacer las tareas. Al organizar el tiempo se establece un compromiso con las labores e incluso consigo mismo, lo cual trae grandes beneficios, al conectar con la sensación de cumplimiento y de disfrute al tener mayor tiempo para compartir con otras personas, desarrollar otras actividades orientadas al aprendizaje, el descanso y el bienestar.
4. Tomar consciencia del consumo diario de pantallas, ya sea por las actividades propias del trabajo, por el consumo de noticias o la interacción social en redes.  Es importante establecer rutinas que favorezcan establecer conexiones diferentes y “desconectarse” para así lograr beneficios en la salud física y mental.

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