Cuando se menciona la palabra conflicto, en diferentes escenarios se asocia con una situación con características negativas, que requiere de un abordaje especial, que puede llegar a sobrepasar las capacidades de la persona para resolverlo. Aunque es cierto que se necesita desarrollar habilidades para resolver la situación, también es verdad que los seres humanos permanentemente vivimos situaciones exigentes que pueden ser conflictivas y que a pesar de ello puede ser un escenario de aprendizaje y mejoramiento para la persona.
Resolver conflictos, es una invitación a gestionar las emociones para superar el miedo, la preocupación y la tristeza que puede generar el tener que abordar una diferencia con alguna persona, ya sea del entorno familiar, laboral, académico. Cualquier espacio de interacción social, puede desencadenar una disputa o un conflicto, como consecuencia de las diferencias que como seres humanos tenemos, en la forma de ver las situaciones, en cómo se expresan los puntos de vista, los valores, las diferencia culturales, las experiencias de vida de cada quien entre muchos más factores. Por tanto es importante no solo comprender que se pueden dar en cualquier momento sino también desarrollar habilidades que permitan gestionarlas de una manera más efectiva, para promover así un contexto abierto al dialogo, orientado al desarrollo y saludable.
A continuación se plantean algunas estrategias que resultan ser efectivas a la hora de resolver una disputa.
Describa de manera clara su posición:
Tras la dificultad que se haya generado es importante, tomar tiempo para organizar las ideas y poderlas expresar de manera clara y concisa, describiendo la situación y su punto de vista.
Regule sus emociones:
Identificar que emociones se han generado ante la situación conflictiva y gestionarlas para evitar la volatilidad emocional. De esta manera se pueden ajustar las expectativas, construir acuerdos con tranquilidad y buscar resultados efectivos para las dos partes.
Escuche activamente a la persona:
Preste atención, más allá de las palabras, los gestos, el tono de voz y su expresión, para así reconocer cuáles son sus puntos de vista para la resolución del problema. Muéstrese con disposición a comprender los argumentos de la otra persona y parta siempre de la necesidad de llegar a un consenso con una solución en común.
Sea asertivo en la comunicación:
comunicarse de manera clara, directa expresando las emociones y expectativas que se tienen frente a la situación, sin hacer juicios ni críticas y validando los puntos de vista de la otra persona es ser una persona asertiva, con quien se puede construir un acuerdo o buscar una solución.
Identifique nuevas perspectivas:
Abordar un conflicto de una manera efectiva requiere observar al menos dos puntos de vista, el propio y el de otra persona, por tanto tener una postura con disposición al aprendizaje, sin intentar tener la razón, permite que se asuma la responsabilidad de las propias acciones, se identifiquen errores y sobre todo se plantee nuevas formas de comportamiento que a futuro sean utilizadas para disminuir la posibilidad de un conflicto.
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