Llegará el día en que, al regresar a casa, te saludarás con gran alegría, te abrazarás ante el espejo, y te invitarás a sentarte y a comer. Entonces volverás a amar al extraño que fuiste. Dale pan, dale vino y entrega tu corazón a ese extraño que te amó toda tu vida y al que has ignorado por otro que te sabe de memoria. Recoge las cartas de amor del escritorio, las fotografías, las notas desesperadas y arranca tu imagen del espejo. Siéntate y festeja tu vida Derek Walcott (Premio Nobel 1992)
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