La dificultad no está en despertar sino en mantenerse alerta. Cada caída es un recuerdo de la distracción, cada error un olvido de sí mismo. La tolerancia, el único bálsamo para la caída. Sólo somos testigos, vigías de un océano que se perpetúa en su oleaje, la seguridad es tan sólo navegar olvidando el arribo a un puerto seguro, asumiendo lo impredecible de la vida. El marinero se fortalece en mantener su nave a salvo muy lejano de pretender llegar a aguas calmas se fortalece en el centro del huracán, el naufragar nos acerca a la esencia. Todo está en su lugar, cada uno tiene lo que le corresponde, a nadie le falta nada.
(…)No hay que asirnos a nada porque todo es nuestro; la metamorfosis se logra sin minimizar ningún estado anterior; cada parte es necesaria para completar el todo; la incongruencia y lo injusto amamantan la aceptación.
Guillermo Borja Boletìn de Psicoterapia Integrativa Transpersonal 1.995
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