El día de hoy, esta enmarcado por diferentes retos y desafíos para el logro de los objetivos en las empresas, teniendo en cuenta que estamos con mensajes cotidianos que resaltan la incertidumbre de tipo personal, laboral, ambiental, exigiendo cierto equilibrio emocional, difícil de mantener, frente a un panorama incierto y poco esperanzador.
Entendiendo que siempre las emociones están presentes en la cotidianidad, en escenarios con estos, juegan un papel muy importante para lograr la productividad, observar el cuerpo para conocer las reacciones, entender qué está afectando y qué necesidades propias se deben atender, es parte de una mirada de autocuidado. Tomar consciencia de las reacciones entenderlas dentro de la línea del tiempo permitirá anticiparse para gestionar mejor las emociones y así lograr la tranquilidad que logra que la persona se pueda concentrar en sus funciones con la atención en el detalle y la sensación de seguridad personal que le permite comprender que está realizando un buen trabajo y sentirse satisfecho con ello.
Cuando una persona gestiona sus emociones, de tal manera que puede ser consciente de sus propias decisiones contribuyen a la construcción de un ambiente laboral tranquilo, donde prima las relaciones colaborativas, donde todos puedan actuar de manera auténtica sin miedo a ser juzgado o criticado, y también con el sentido de seguridad necesario, para entender que, si sucede algo, el equipo va a respaldar, orientar y brindar lo que necesita para las metas y objetivos propuestos.
Cuando los equipos tienen el foco en dificultades emocionales o existe conflicto en las relaciones se pierde la atención en el trabajo, por lo general se produce alteración emocional en las personas, lo que genera la necesidad de protegerse por medio des escudos invisibles que generan barreras y falta de fluidez en la comunicación. Si las personas tienen la confianza de expresar sus ideas y emociones se va a permitir que el equipo sea fluido y enfocado.
La regulación emocional es hacer consciencia de las reacciones automáticas para convertirlas en decisiones conscientes y compasivas con las personas. La gente tranquila, gestiona mejor sus emociones y pone su energía vital en la dirección del cumplimiento de los objetivos haciendo que las personas sean mas eficientes.
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