¿Cómo mejorar la cultura laboral en la nueva realidad?
Humberto Sandoval B.
Cada organización genera ciertos rituales para enfrentar sus asuntos cotidianos: el saludo en la mañana, los espacios para conversar, las exhortaciones al logro para la apertura de un punto de venta, el reconocimiento o la reprimenda cuando las cosas salen bien o mal, etc. “Lo interesante es que en medio de estos rituales se producen significados y simbolismos que llevan a la gente a construir una experiencia común.”* Esta forma tan particular de vivir el trabajo, construir relaciones, sentir e interpretar lo que sucede y guiarse por las creencias y valores, es lo que denominamos cultura organizacional. Por esto, es que decimos que la cultura es a la organización lo que la identidad es a la persona.
La situación derivada de la pandemia no tiene precedentes, no tenemos un referente de afrontamiento que nos diga que hacer, todo se ha tenido que ir generando sobre la marcha, y los cambios en los rituales diarios se ven claramente en la reconfiguración de la cotidianeidad personal, familiar, social y laboral. De la noche a la mañana estos contextos quedaron todos revueltos. El mundo personal, laboral y familiar terminaron compartiendo los espacios y las reglas de cada uno, generando con esto unas demandas de manejo para las cuales no todo el mundo estaba preparado. El trabajo se hizo en gran medida virtual, los espacios personales casi desaparecieron, la vida familiar se hizo más intensa y rápidamente confrontó la fortaleza de los vínculos y la calidad de la interacción.
Por todo esto, la cultura laboral está en un nivel de exigencia radical. La gente ha descubierto que las cosas se pueden hacer de otra manera, que el trabajo puede ser virtual, que las buenas relaciones con los compañeros y con los líderes son factores determinantes en la calidad de vida laboral, que la vida de familia es importante, que el proyecto de vida personal no da espera, que el mundo es, gracias a las redes virtuales, en verdad una aldea global. En consecuencia, con esta nueva realidad la cultura organizacional no sólo debe soportar la estrategia, sino también crear escenarios en los que las personas sientan que son parte importante para la empresa, que su creatividad es valiosa, que la organización toma en serio la articulación entre el desarrollo personal y el logro de los objetivos.
La tarea hay que comenzarla por definir un modelo de cultura organizacional que integre de forma efectiva, una revitalización de la relación de la organización con su gente, a la vez que permita movilizar los recursos mentales de la red organizacional hacia el desarrollo de rituales, simbolismos, creencias, valores y atmósfera emocional para el logro de los retos organizacionales. Aquí el rol de los líderes es determinante. Ellos deben apostar por la comprensión del proyecto de vida de sus colaboradores para ayudarles a dimensionar el proyecto organizacional como un escenario para crecer en tanto que personas y profesionales en la medida en que logran nuevas metas.
* Humberto Sandoval Barrera. Hermenéutica de la cultura. Edit. UNAD. Bogotá 1995.
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