1.Definir la visión y misión del equipo; Identificar las expectativas, roles, responsabilidades y entregables de las personas y del equipo (ojalá entendidas y construidas por todos).
2.Crear una cultura de “alta confianza”, cohesión y espíritu de equipo.
3.Desarrollar competencias, hábitos y rituales para trabajar en entornos virtuales.
4.Construir un contexto adecuado para trabajar en la distancia, con normas de juego claras que permitan el desarrollo de la interdependencia.
5.Planificar exhaustivamente el día a día, sin perder de vista el largo plazo y la anticipación.
6.Contar con una dinámica diaria que fortalezca la motivación y el compromiso con el equipo y sus retos.
7.Asegurar que todos los miembros del equipo sepan qué información debe o no ser compartida.
8.Definir reglas de funcionamiento y protocolos para las reuniones, las interacciones con otras áreas, toma de decisiones, solución de problemas urgentes, la colaboración etc.
9.Fijar metas y objetivos individuales y de equipo. Establecer hitos y victorias tempranas.
10.Definir quién tiene que conectarse con quién y para qué finalidad. (crear matriz de interacciones, cuando el equipo es muy grande).
11.Elegir los medios de comunicación, según lo requiera cada tarea y objetivo. Aclarar cuáles encuentros deben ser cara a cara y las reglas básicas para su uso en las reuniones.
12.Crear sistemas de reconocimiento, evaluación y retroalimentación constructiva.
13.Empoderar y facultar a las personas del equipo, para que les permita tomar decisiones y asumir responsabilidades importantes, sin que haya control externo.
14.Estar pendiente de que la comunicación esté basada en hechos, datos y cifras, para evitar las falsas interpretaciones y gestionar de manera constructiva y asertiva los conflictos.
15.Hacer presencia en medio de la distancia y mantener un tono emocional energizante.
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